Voluntad anticipada

Captura de pantalla 2017-10-26 a la(s) 5.46.09 p.m.Desde el punto de vista patrimonial, contar con un documento como el testamento define tanto los bienes como la voluntad del dueño de la fortuna y evita muchos, pero munchos -decía Jovita- dolores de cabeza a los interesados, de igual manera, la falta del mismo provoca ganas de apuntarse en lo que no les toca a parientes que nunca debían de estar en el testamento.

Existe otro tipo de testamento que se conoce como voluntad anticipada, consiste en que un paciente, al conocer que se le ha detectado una enfermedad terminal en su fase temprana decide con plena conciencia (y aquí esta la clave la voluntad anticipada) qué tratamientos desea que se le apliquen y cuáles no. Este ejercicio, hasta ahora poco conocido, según Gina Tardini del Instituto de Oncología permite por una parte evitar sufrimiento innecesario, y la prolongación de unos días más de vida a un paciente que sabemos que está en la etapa final de su vida.

Cuando no se cuenta con este documento, tanto familiares como amigos del paciente, y por supuesto los médicos, siempre tratarán de prolongar lo más posible la vida humana, sólo una pregunta queda en el aire ¿qué pensará el paciente que está sufriendo innecesariamente por estar unos días más con una calidad de vida poco amigable?

Recuerdo en muchas charlas las palabras de personas que sus familiares han fallecido, cuando el paciente dice  «¡Ya, por favor, déjenme ir!». Dejaré aparte el tema emocional y las culpas de las decisiones que se tomaron sobre tratamientos adecuados o no, me concentraré en los costos que tienen esos días finales en los presupuestos de los familiares y del propio patrimonio del enfermo, me pregunto cómo impactarán estos últimos días en los costos de los seguros de gastos médicos mayores y, en general, en los servicios de salud que proporciona el estado.

Es un hecho que la inflación de los servicios de salud es mucho más alta que en otros sectores, creo que ha llegado el momento de redefinir estos servicios, primero con una calidad de vida del paciente terminal y con servicios que en muchas ocasiones puede recibir en su propia casa, por otra, un decremento en los costos de estas enfermedades. La medicina paliativa será sin duda de gran ayuda. Conste que no me refiero a no utilizar los recursos para aumentar la esperanza de vida, ni la investigación médica, hablo de no albergar falsas esperanzas que terminan en quiebras reales de presupuestos familiares.