Tiempo y destiempo
Estaba conviviendo y con bebiendo en el taller de soldadura de Garcilaso, emocionadísimo por el Super Bowl, con final cardiaco y lleno de jugadas que cambiaban el rumbo del partido a cada momento cuando en uno de esos momentos de quietud que tiene el futbol americano de repente escuché unas voces como de ultratumba que decían:
—Hace tan solo 30 días estaba brindando—dijo Garcilaso.
—Qué rápido se fue el mes, hace tan solo 30 días festejábamos, estábamos haciendo propósitos tipo «Ahora sí», «Este será mi año y sin duda encontraré el hombre de mi vida», «Me inscribiré al gimnasio y reduciré la llanta».
Yo como no le entiendo al futbol americano -a Caro y a Garcilaso menos-, sólo me fijaba en cómo la cara del coach pasaba del máximo festejo a la preocupación, tenía cara de «No me la acabo».
«¿Que rápido se fue enero?» recapacité, ¡como si cada mes tuviera una velocidad diferente!, lo más emocionante del mes de enero, además del recorte presupuestal fue el sube y baja del precio del petróleo y luego el tipo de cambio que nos trae como dice Jovita «En el lomo de un venado, niño» y por supuesto, pagar los tamales de la Candelaria, aunque algunos publicistas digan que son aburridos.
En esas estábamos cuando le pregunte a Garcilaso cómo iba con sus propósitos de año nuevo, sus ojos se hicieron tan grandes como si hubiera ingerido thiner y su gesto fue incoherente.
—¿Qué cómo van mis propósitos?, ¡si apenas estamos en enero!
Y salieron los números, mejor dicho mis números, estamos en la quinta semana del año y si el año tiene 52 semanas, pensando que las trabajas todas porque ahora «sí será tu año» y «este año será diferente», entonces ya ha pasado el 10% del tiempo que tenías para cumplir tus propósitos, intenciones, metas o como le llames, ese tiempo ya pasó.
—Las metas se cumplen —proseguí como maestro de primaria antes de tomar las casetas— cuando le das seguimiento; los pronósticos fallan cuando olvidamos que una parte de ellos es el día a día, recordar nuestro rumbo, como decía mi abuela «Una orden dada, no vigilada vale una …ingada, en el rancho te descuidas y los peones te dejan en calzones, así que ve a revisar lo que están haciendo».
El camino para cumplir tus propósitos es: pensamiento, intención, acción y resultado; en ese orden y con ese ímpetu, aunque casi siempre termina en intención sin resultado porque hay que hacer cosas diferentes para cumplir.
Muchos factores influyen en el cumplimiento de las metas, a mi entender el más potente es identificar claramente esa parte de la meta a cumplir en el tiempo presente, es decir, casi siempre nos gana la procrastinación, y miren que no es albur, sino una costumbre de postergar lo que tenernos que hacer hoy.
Se me ocurre, por que consejos no doy, más bien como ustedes, saben que estoy para recibirlos:
- Dividir tu meta de manera mensual implica dar seguimiento, tener presente y medible el avance de la misma. Por ejemplo, si quieres bajar 12 kilos en el año, para esta fecha ya deberías haber quitado el 10% de la llanta.
- Si tu meta -como la de Caro- es en encontrar el amor de tu vida, para esta fecha ya deberías haber de haber salido con 2 o 3 prospectos.
- Ya gastaste la gasolina de un mes, hay que redefinir todas las metas pues ahora se dividirán en menos meses, entonces no la sigas desperdiciando (la gasolina), porque aunque bajó el petróleo, la gasolina sigue igual de cara.
Les dejo una frase que leí en Twitter: «Reza como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti», y una frase que me envió un amigo «El universo bendice y multiplica lo que haces, no lo que piensas hacer»…