Eso de tener mucho y luego poco, como que te vuelve loco

«No pude evitar escuchar la conversación», así se dice de forma educada cuando te enteras del chisme de la mesa de al lado en el restaurante porque hablan muy fuerte y la plática es interesante.

Ahí estaba yo, sentado en ese restaurante en una reunión, escuchando que en la mesa de al lado un joven hacía negocios, mejor dicho, intentaba mostrar a una familia las ventajas que tenía adquirir la membresía de un exclusivo club, debido a que me he dedicado por mucho tiempo a conversar con gente sobre negocios, no pude evitar admirar el tono y ritmo de la conversación, así como la manera en que se llevaba a cabo; calculé que el joven tenía 30 años de edad, después me enteré que apenas tiene 23, hablaba con gran soltura y motivaba la compra por los beneficios que -para la pareja que estaba desayunando con él- significarían, me sorprendió su facilidad de palabra y la forma en que se desenvolvía.

Una vez terminada la reunión (la de él por supuesto, no la mía) lo abordé y le dije las misma frase con la que inicié este texto, a lo que me contestó:

—Sabes Luis, en realidad el negocio es de mis padres, yo sólo participo en las ventas, esa es la manera en que me gano la vida.

Su repuesta me sorprendió aún mas, un joven talentoso ayudando a incrementar con su trabajo las ventas del negocio familiar, ¡mi corazón «brinca» de gusto! él pertenece a la nueva clase de gente pujante que en estos momentos hace más falta.

Este joven podría estar disfrutando de las ganancias de sus padres, o bien podría estar durmiendo después de la desvelada en el antro el día anterior, más aún, podría estar en el after con sus cuates (si no saben lo que es after pregúntenle a sus hijos un día después de que se quedaron a «estudiar» en casa de su amigo), ¡mi corazón vuelve a «brincar» de gusto!

Empecé a preguntarme y a preguntarles a mis conocidos ¿cómo se le enseña a los hijos a que ganen su propio dinero?, ¿cuánto dinero le deben dar los padres a sus hijos?, ¿cuándo se les enseña el valor del dinero?

No he encontrado respuesta única a estos planteamientos:

—Yo quiero que empiecen desde abajo — me dijo un amigo.

—¿En serio? —le conteste?— ¿En verdad crees que empezando desde abajo valoran más el dinero?, ¿consideras que si eres arquitecto, tu hijo valorará el dinero sólo si inicia su trayectoria laboral en una obra pegando tabiques? y entonces, ¿de qué sirvió lo que tú trabajaste si vas a hacer que recorran el mismo camino?

La respuesta de otro amigo fue en sentido contrario:

—Yo les doy todo porque para eso trabajo.

—¿Has pensado cómo es que ellos van a generar su propio dinero cuando tú no estés?, ¿cómo será su vida sin que ellos trabajen en una empresa o generen una?

En este punto siempre me acuerdo del chino Lau, el tendero de mi pueblo, que me decía:

—Luis, enseñal a sus hijos a trabajal,  polque  «Padre mercader, hijo caballero, nieto pordiosero».

Se me ocurre -porque consejos no doy, más bien estoy para recibir- que hay dos grandes errores que los padres cometen con los hijos, uno es darles muy poco dinero y llevarlos por una vida de sufrimiento y el otro es darles mucho, de tal manera que se corre el riesgo de que no conozcan el valor del dinero, ni cuánto cuesta ganarlo por ellos mismos.

Eso de darles mucho o darles muy poco como que te vuelve loco», el tema aquí es cuál es el justo medio, ese que los motive a ganar su dinero y al mismo tiempo tengan un excelente nivel de vida.

Decía Jovita, la curandera de mi pueblo (ya les he explicado que era pueblo y no rancho, porque tenía dos calles, una para entrar y otra para salir, y el rancho sólo tiene una) «eso de darles mucho o darles muy poco como que te vuelve loco», el tema aquí es cuál es el justo medio, ese que los motive a ganar su dinero y al mismo tiempo tengan un excelente nivel de vida.

La sequía hace tanto daño como la inundación, en la primera no bebes agua porque no tienes, en la segunda hay tanta que no la puedes beber, por lo que se me ocurre -nuevamente mis ocurrencias- que el punto medio es ayudarlos en la misma proporción que ellos están ganando su dinero, y me pregunto -sólo me pregunto- si esto ayudará a que se conviertan en su propio jefe, siendo al mismo tiempo trabajadores y accionistas, es decir, que desde pequeños entiendan eso que se conoce como ser «emprendedor empedernido», es decir que no te guste trabajar para otros…