Empresas sociales, contraveneno para la pobreza

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Escribir acerca de la pobreza en estos momentos, con el termómetro enrarecido, requiere respeto y sensibilidad, por ello me parece un buen momento para escribir la definición que dio sobre este tema el profesor Muhammad Yunus, «Las personas pobres son personas bonsái, a sus semillas no les pasa nada malo, simplemente la sociedad nunca les ha dado la base sobre la cual crecer», (2008).

En el discurso que ofreció cuando fue galardonado Premio Nobel de la Paz 2006, sostiene que es por medio de las empresas sociales que se pueden revertir las condiciones de pobreza en las que viven las personas, es decir, cuando provees las condiciones adecuadas las personas, por sí solas, salen adelante. La frase clave (a mi entender) es «por sí solas».

No estamos hablando de caridad, ni donaciones, estamos hablando de transformación, según el profesor Yunus «Un dólar donado impacta una familia y un dólar generado por una empresa social impacta varias generaciones, especialmente a los hijos», (2008).

El profesor Yunus tiene fans y detractores, como mi amiga Caro que es microempresaria ¿se acuerdan que vende bolsas afuera de la escuela de sus hijos?, los detractores -de Yunus, por supuesto, ¡Caro no tiene ninguno! es más, dice que está igualita, que todavía le quedan los aretes que usaba en la prepa… Bueno, les decía, los detractores de Yunus dicen que no es un modelo replicable y que su propuesta se implementó (y tuvo éxito) en pequeña escala y bajo condiciones especiales.

«Un dólar donado impacta una familia y un dólar generado por una empresa social impacta varias generaciones, especialmente a los hijos», (2008).

Sus fans, en cambio, dicen que las empresas sociales han impactado en la economía de muchas comunidades, en donde el trabajo era casi a nivel de esclavitud básicamente por no tener acceso al crédito, entonces, cuando por primera vez se hace sujeto de crédito tenemos una persona que de manera impecable cumple sus compromisos, ¡sólo el 2% de sus clientes no devuelve el préstamo!, hasta me pongo «chinito», dijo el Chinito.

Una mala noticia para mis cuates es que el banco de los pobres presta sólo a las mujeres, así que si quieren lana, tendrán que portarse bien con su vieja, de lo contrario no les va a tocar el crédito.

La razón de esta política es que la mujer en esas comunidades se convierte en un factor de cambio, ya que principalmente se preocupa porque sus hijos tengan educación y los maridos sólo se preocupan por ellos, o sea que son unos «jijos» que sólo piensan en ellos en lugar de los hijos, entonces no hay cambio social… Eso dice el profesor, no me vayan a dejar de hablar mis cuates, ¡síganme considerando para ver el fut!

Para que les presten lana, las mujeres tienen que reunir un grupo en donde ellas mismas se apoyen y cuando alguna no pueda pagar el préstamo, las demás le ayuden, pues en caso de no regresar un préstamo, el banco no les vuelve a prestar a todas. Jovita decía «Mi niño, muchos pocos hacen un mucho»  y nosotros (por nosotros me refiero a México, a MI México) tenemos muchos pocos, ¡sin duda podemos hacer un mucho!

¿Qué tal si en lugar de organizar tantas marchas, marchamos para que todas tengan una microempresa? y que por lo pronto tengan para comer… El otro día escribí en Redes Sociales que no estaba de acuerdo con tanta marcha y me tundieron en serio; mejor vamos a organizarnos en pequeñas empresas sociales y ya encarrilados ¡yo me apunto para ayudar!

Yunus -al igual que mi amiga Caro- dice que el cambio viene a través de pequeñas acciones y de repetir esas acciones a gran escala por mucho tiempo, Caro dice que el bienestar viene de pequeñas acciones que hace todos los días en el gym, «Es la constancia lo que te hace portentosa», me contestó cuando le dije que estaba portentosa, y cuando le dije que estaba portentarse me dejó de hablar por dos semanas, no me contestó el mensaje, y bien que lo leyó, lo sé porque ahora ya se ven las palomitas azules (en los mensajes, por supuesto).

La otra manera de salir de la pobreza es, como decía Elsa mi amiga de Acapulco, «Te  besaré tan rico que vas a salir de pobre», me temo que esta no es una solución sustentable y las empresas sociales hasta ahora han probado que sí tienen un impacto en la economía y en la sociedad.